viernes, 29 de mayo de 2009

JUAN DE DIOS PEZA

BIOGRAFIA
Nace en 1852 en la ciudad de México Juan de Dios Peza,quien es bendecido con una preclara inteligencia, a la vez que con un medio ambiente propicio para desarrollar todos sus talentos, pues al ingresar en 1969 a la Escuela Nacional Preparatoria inmediatamente se convierte en el alumno predilecto de un gran pensador Mexicano; Ignacio Ramírez, “El Nigromante" Al egresar de ese centro de estudios ingresa a la Escuela de Medicina donde establece gran amistad con otro grande de aquel tiempo; Manuel Acuña. Quien lo llega a estimar al grado de llamarlo "hermano". Peza, fue un hombre liberal, el liberalismo estaba en boga en aquella época, su entusiasmo y apasionamiento por dicho movimiento lo llevo a renunciar a sus estudios para entregarse de lleno al periodismo. En 1878 es nombrado secretario de la legación de México en España, al lado de Riva Palacio. Y de nuevo su destino lo lleva a unirse a otras grandes luminarias de aquella época pues en Madrid se rodea y sociabiliza con personajes como el político Castelar, y escritores como Núñez de Arce, Campo amor y Salgas. Al regresar a México empieza a poner su candidatura para lograr puestos públicos y es electo diputado al Congreso dé la Unión. Siguieron otros cargos públicos en lo sucesivo, pero sin abandonar las letras, como poeta tiene un estilo único, es realista a la vez que lleno de infinita ternura. Canta al hogar y a sus hijos. Entre los libros que público están: Hogar y Patria, La Lira de la Patria, El Arpa del Amor, Recuerdos y Esperanzas, Flores del Alma y Vinos Festivos. Muere en 1910Año en el cual el país estaba a punto de entrar en otra gran conflagración. Mas datos Juan de Dios Peza nació en una familia conservadora (su padre fue ministro durante la intervención) pero como discípulo de Ramírez y Altamirano figuró entre los jóvenes poetas liberales. A la vez Hispanófilo y nacionalista, Sé empeñó en versificar castizamente y en hacer poemas con motivos y escenarios locales. Diplomático, dio a conocer en Madrid a los poetas de este país (La lira mexicana, antología)Y escribió para nosotros sus Recuerdos de España. Periodista de prosa suelta y clara que todavía es francamente legible (De la gaveta íntima, Benito Juárez), comediógrafo y fundador de la primera sociedad de autores mexicanos, fue sobre todo poeta muy admirado en los países de lengua española y traducido inclusive al japonés. Su esposa lo abandonó y esta tragedia convirtió a Peza en el "cantor del hogar". En vida fue castigado por su inmensa popularidad, aunque el célebre ataque de Brummel en Poetas mexicanos contemporáneos (1884). Las ediciones modernas de sus obras que ha hecho Porfirio Martínez Peñaloza nos permiten revisar las ideas turinarias. A menudo se encuentran en Peza poemas admirables, como "En las ruinas de Mitla", y siempre una facilidad y abundancia en la versificación que, si lo ponen a distancia de lo que por ahora consideramos poesía, también lo hacen digno del respeto que Le Corbussier reclamaba para todo trabajo bien hecho. Históricamente la importancia de Peza es crucial: su empleo del habla cotidiana, su prosaísmo, Limpió la lengua poética del peso muerto que arrastraba nuestro romanticismo y preparó, sin saberlo y tal vez sin quererlo, el advenimiento de los modernistas.



MI OPINION
Bueno escogí a este poeta por que me guata mucho su poema de” reír llorando” aunque tenga uno que se llama “cesar en casa” prefiero el poema de “reír llorando” creo que es algo que en algún momento de nuestras vidas nos a pasado también me parece que los demás son buenos poemas ya que este poeta mexicano sobresalió su estilo al escribir ya que yo tengo entendido fue y a sido uno de los mas famosos y conocido del país tanto en su época como en nuestros días.




JUAN DE DIOS PEZA

POEMA

REIR LLORANDO

Viendo a Garrik -- actor de la Inglaterra --

El pueblo al aplaudirlo le decía:

"Eres el más gracioso de la tierra,

Y más feliz..." Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos llore

Sen sus noches más negras y pesadas,

Iban a ver al rey de los actores,

Y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,

Llegóse un hombre de mirar sombrío:

Sufro -- le dijo --, un mal tan espantoso

Como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;

No me importan mi nombre ni mi suerte;

En un eterno spleen muriendo vivo,

Y es mi única pasión la de la muerte.

- Viajad y os distraeréis. - ¡Tanto he viajado!

- Las lecturas buscad. - ¡Tanto he leído!

- Que os ame una mujer. - ¡Si soy amado!

- Un título adquirid. - ¡Noble he nacido!

- ¿Pobre seréis quizá? - Tengo riquezas.

- ¿De lisonjas gustáis? - ¡Tantas escucho!

- ¿Qué tenéis de familia? - Mis tristezas.

- ¿Vais a los cementerios? - Mucho... mucho....

- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?

- Sí, más no dejo que me impongan yugos:

Yo les llamo a los muertos mis amigos;

Y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja -- agrega el médico -- perplejo

Vuestro mal, y no debe acobardaros;

Tomad hoy por receta este consejo

"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".

- ¿A Garrik? - Sí, a Garrik... La más remisa

y austera sociedad le busca ansiosa;

Todo aquel que lo ve muere de risa;

¡Tiene una gracia artística asombrosa!

- ¿Y a mí me hará reír? - ¡Ah! sí, os lo juro;

Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?

- Así -- dijo el enfermo --, no me curo:

¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.


¡Cuántos hay que, cansados de la vida,

Enfermos de pesar, muertos de tedio,

Acen reír como el actor suicida,

Sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!

¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,

Porque en los seres que el dolor devora

El alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,

Si sólo abrojos nuestra planta pisa,

Lanza a la faz la tempestad del alma

Un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,

Que las vidas son breves mascaradas;

Aquí aprendemos a reír con llanto,

Y también a llorar con carcajadas.

















CESAR EN CASA

Juan, aquel militar de tres abriles,

Que con gorra y fusil sueña en ser hombre,

Y que ha sido en sus guerras infantiles

Un glorioso heredero de mi nombre;


Ayer, por tregua al belicoso juego,

Dejando en un rincón la espada quieta,

Tomó por voluntad, no a sangre y fuego,

Mi mesa de escribir y mi gaveta.


Allí guardo un laurel, y viene al caso

Repetir lo que saben mis testigos:

Esa corona de oropel y rasola debo,

No a la gloria, a mis amigos.


Con sus manos pequeñas y traviesas,

Desató el niño, de la verde guía,

El lazo tricolor en que hay impresas

Frases que él no descifra todavía.


Con la atención de un ser que se emociona

Miró las hojas con extraño gesto,

Y poniendo en mis manos la corona,

Me preguntó con intención: -"¿Qué es esto?"


-"Esto es -repuse- el lauro que promete

La gloria al genio que en su luz inunda...

-"¿Y por qué lo tienes?" -Por juguete,

Le respondió mi convicción profunda.


Viendo la forma oval, pronto el objeto

Descubre el niño, de la noble gala;

Se la ciñe, faltándome al respeto

Y hecho un héroe se aleja por la sala.


¡Qué hermosa dualidad! Gloria y cariño

Con su inocente acción enlazó ufano,

Pues con el lauro semejaba el niño

Un diminuto emperador romano.


Hasta creí que de su faz severa

Irradiaban celestes resplandores,

Y que anhelaba en su imperial litera

Ir al Circo a buscar los gladiadores.


Con su nuevo disfraz quedé asombrado

(No extrañéis en un padre estos asombros),

Y corrí por un trapo colorado

Que puse y extendí sobre sus hombros.


Mírelo así con cándido embeleso,

Me transformé en su esclavo humilde y rudo,

y -"¡Ave César!- le dije, dame un beso,

¡Yo que muero de penas, te saludo!


"-"¿César?"- me preguntó lleno de susto

Y yo sintiendo que su amor me abrasa,

-"¡César!" -le respondí- "César Augusto

De mi honor, de mi honra y de mi casa"


Quítele el manto, le volví la espada,

Recogí mi corona de poeta, y la guardé,

Deshecha y empolvada,

En el fondo sin luz de mi gaveta.



EL NIDO


Mira ese árbol que a los cielos

Sus ramas elevan erguido;

En ellas columpia un nido

En que duermen tres polluelos.


Ese nido es un hogar; no lo rompas,

No lo hieras:

Sé bueno y deja a las fieras,

El vil placer de matar.






ANOCHE SOÑANDO QUE TU ME QUERIAS

Anoche soñando que tú me querías

Vi a un ángel del cielo tranquilo bajar,

Y luego juntaba tu mano a las mías

Y yo te miraba y tú me decías

"con todo mi pecho te voy a adorar".


¡Qué vas a adorarme! mentira,

Mentira yo soy la desgracia, sin luz y sin fe...

Y entonces el ángel solloza, suspira...

Y al irse hasta el cielo, sonriendo te mira,

Y luego... llorando de amor desperté.


EN CADA CORAZON ARDE UNA LLAMA


En cada corazón arde una llama,

Si aún vive la ilusión y amor impera,

Pero en mi corazón desde que te ama

sin que viva ilusión, arde una hoguera.


Oye esta confesión; te amo con miedo,

Con el miedo del alma a tu hermosura,

Y te traigo a mis sueños y no puedo

Llevarte más allá de mi amargura.


¿Sabes lo que es vivir como yo vivo?

¿Sabes lo que es llorar sin fe ni calma?

¿Mientras se muere el corazón cautivo

Y en la cruz del dolor expira el alma?


Eres al corazón lo que a las ruinas

Son los rayos del sol esplendoroso,

Donde el reptil se arropa en las esquinas

Y se avergüenza el sol del ser hermoso.


Nunca podrás amarme aunque yo quiera,

Porque lo exige así mi suerte impía,

y si esa misma suerte nos uniera tú fueras

Desgraciada por ser mía.


Eje que te contemple y que te adore,

Y que escuche tu voz y que te admire,

Aunque al decirte adiós, con risas llore,

Y al volvernos a ver llore y suspire.


Yo no quiero enlazar a mi destino

Tu dulce juventud de horas tranquilas,

Ni he de dar otro sol a mi camino

Que los soles que guardan tus pupilas.


Enternézcame siempre tu belleza

Aunque no me des nunca tus amores,

Y no adornes con flores tu cabeza

Pues me encelan los besos de las flores.


Siempre rubios, finísimos y bellos,

Madejas de oro, en céltica guirnalda,

Caigan flotando libres tus cabellos,

Como un manto de reina por tu espalda.


Es cielo azul el que mi amor desea,

La flor que más me encanta es siempre hermosa,

Que en tu talle gentil yo siempre vea

Tu veste tropical de azul y rosa.


Mírame con tus ojos adormidos,

Sonriéndote graciosa y dulcemente,

y avergüenza y maldice a mis sentidos

Mostrándome el rubor sobre tu frente.


¿Yo nunca seré tuyo? ¡Ay! ese día,

Oscureciera al sol duelo profundo;

Más para ser feliz sobre este mundo

Bástame amarte sin llamarte mía.










ESTE ERA UN REY...


Ven mi Juan, y toma asient

oen la mejor de tus sillas;

siéntate aquí, en mis rodillas,

y presta atención a un cuento.

Así estás bien, eso es,

muy cómodo, muy ufano,

pero ten quieta esa mano;

vamos, sosiega esos pies.

Este era un rey... me maltrata

el bigote ese cariño,

Este era un rey... vamos niño,

que me rompes la corbata.

Si vieras con qué placerese rey...

¡Jesús! ¡qué has hecho!

¿Lo ves? en medio del pecho

¡me has clavado un alfiler!

¿Y mi dolor te da risa?

escucha y tenme respeto:

éste era un rey... deja quieto

el cuello de mi camisa.

Oír atento es la ley

que a cumplir aquí te obligo...

Deja mi reloj... prosigo.

Atención: Este era un rey...

Me da tormentos crueles

tu movilidad chicuelo,

¿ves? has regado en el suelo

mi dinero y mis papeles.

Responde: ¿me has de escuchar?

ste era un rey... ¡qué locura!

me tiene en grande tortura

que te muevas sin parar.

Mas ¿ya estás quieto? Sí,

sí al fin cesa mi tormento...

Este era un rey,

oye el cuentoinventado para ti.

Y agrega el niño, que es ducho

en tramar cuentos a fe:

"Este era un rey..."

ya lo séporque lo repites mucho.

Y me gusta el cuentecito

y mira ya lo aprendí:

"Este era un rey", ¿no es así?

"¡Qué bonito! ¡Qué bonito!"

Y de besos me da un ciento,

y pienso al ver sus cariños:

los cuentos para los niños,

no requieren argumento.

Basta con entender

su espíritu de tal modo

que nos puedan hacer todo

lo que nos quieran hacer.

Con lenguaje grato o rudo

un niño, sin hacer caso,

va dejando paso a paso

a su narrador desnudo.

Infeliz del que se escama

con esas dulces locuras:

¡si estriba en sus travesuras

el argumento del drama!

¡Oh Juan! me alegra

y me agradatu movilidad tan terca;

te cuento por verte cerca

y no por contarte nada.

Y bendigo mi fortuna,

y oye el cuento y lo sabrás;

"Era un rey a quien jamás

le sucedió cosa alguna".


http://www.youtube.com/watch?v=Hh4hiwDlS-Q